Losing My Soul

Podemos imaginarlo todo, predecirlo todo, salvo hasta dónde podemos hundirnos.

Erase una vez un NY decente... Dinero, el vil metal por el cual se mata y se hiere, la manzana de la discorida. Materialismo, lujos, dinero, sexo, prestigio, poder, ¿qué más se necesita en esta vida para ser feliz? Un mundo vacío, lleno de personas huecas que intentan llenar el vacío de sus almas con los bienes materiales, que, a final de cuentas, no son más que eso, materiales. ¿Puede el dinero reemplazar al amor de una madre, o al hijo perdido? ¿Puede un anillo de diamantes ser la vez de un amigo? Personas que quieren creer que no necesitan más para estar completos.

New York, la capítal del mundo, rodeada por los grandes rascacielos, donde los emperesarios se transportan de un lugar a otro, donde gana el más fuerte, el que pisotea a los débiles, aquel a que nadie ni nada le importa. El dinero corre sin parar en NY, el tráfico está a la orden del día y los negocios ilegales son el pan de cada día. Un mundo hostil donde todo se vale, donde todos van tras un mismo objetivo, un mismo ideal: Ser alguien. Ser mejor que el otro, sobresalir más que el otro, superar al otro.

La otra cara de la moneda, la realidad que se esconde tras las grandes boutiques de la Gran Manzana y el Central Park, el mundo real, que no es tan lindo como se pinta. Desde damas de compañía hasta alucinógenos, no importa quién eres, si no cuánto dinero tienes. lugares de reuniones clandestinos donde aquellos empresarios de Wall Street se reunen secretamente para el lavado de dólares, bares de mala muerte donde cada día, miles y miles de personas reciben su dósis diaria de droga. New York no es como se pinta.

Nadie está exento, una vez estás dentro, no podrás salir. Un círculo vicioso, das y recibes. Dinero fácil, dinero que seduce hasta el más sensato, dinero sucio, dinero que mancha. ¿Qué precio estás dispuesto a pagar? ¿Los tuyos? ¿Tu alma? ¿La vida?

Bienvenido a la ciudad del pecado.